Ya lloré, ya sufrí, y de eso no aprendí. Del rechazo no se aprende. Se acostumbra uno al rechazo. Va sintiendo que no lo quieren, que es una mala persona, que es feo. Se siente usado, que lo llaman cuando quieren y lo vuelven a dejar tirado. Se siente mal, siente ganas de tirar todo al carajo, y no volver a tropezar con la misma piedra. Se dice a si mismo "PERO QUE ESTÚPIDO SOY, NO VOLVERÁ A PASAR", y al día siguiente, si te busca, con él volverías a estar.
